La rabia en perros es una enfermedad viral transmitida a través de la saliva que puede ser mortal. Para prevenir la rabia en los perros, es esencial que se les vacune. También es importante conocer los síntomas de la rabia, como la agresión, la ansiedad y la falta de coordinación, para detectar la enfermedad temprano. Si se sospecha que el perro está infectado, es necesario llevarlo al veterinario inmediatamente para evitar la propagación de la enfermedad. Además, es importante evitar el contacto con animales salvajes, ya que son portadores de la enfermedad.
La rabia en perros: todo lo que debes saber
La rabia en perros es una enfermedad infecciosa causada por un virus que pertenece a la familia de los Rhabdoviridae. Este virus ataca al sistema nervioso central de los animales que lo contraen, provocando una inflamación del cerebro que conduce a la muerte. La rabia es una enfermedad zoonótica, es decir, que puede transmitirse entre animales de diferentes especies, incluyendo al ser humano. Por este motivo, se trata de una enfermedad grave y de notificación obligatoria en muchos países.
Los perros son los principales responsables de la transmisión de la rabia a nivel mundial, ya que el virus se encuentra en su saliva y puede infectar a otros animales o personas mediante una mordedura. Sin embargo, también existen otros animales reservorios de la rabia, como los murciélagos, los zorros, los mapaches o los tejones, que pueden contagiar a los perros si entran en contacto con ellos.
La rabia en perros se puede prevenir mediante la vacunación, que es obligatoria en algunos países y regiones. La vacuna contra la rabia protege al perro de la infección y evita que pueda transmitir el virus a otros seres vivos. Además, existen otras medidas preventivas que se deben seguir para evitar el contagio de la rabia, como controlar la población canina, evitar el contacto con animales desconocidos o sospechosos de tener rabia y acudir al veterinario ante cualquier signo de enfermedad.
En este artículo te explicamos todo lo que debes saber sobre la rabia en perros: cómo se contagia, qué síntomas provoca, cómo se diagnostica, cómo se trata y cómo se previene.
¿Cómo se contagia la rabia en perros?
La forma más común de contagio de la rabia en perros es mediante la mordedura de un animal infectado. El virus de la rabia se encuentra en la saliva del animal enfermo y puede entrar en el organismo del perro a través de una herida abierta. El virus viaja por los nervios hasta llegar al cerebro, donde se multiplica y causa una inflamación que afecta al funcionamiento normal del sistema nervioso.
También es posible que el perro se contagie de rabia por el contacto de la saliva infectada con las mucosas (boca, nariz, ojos) o con una herida abierta en otra parte del cuerpo. Sin embargo, estas formas de contagio son menos frecuentes que la mordedura.
El período de incubación de la rabia en perros puede variar desde unos días hasta varios meses, dependiendo de la cantidad de virus inoculada, la localización de la mordedura y el estado inmunológico del animal. Durante este tiempo, el perro no muestra síntomas evidentes de la enfermedad, pero ya puede transmitir el virus a otros animales o personas.
¿Qué síntomas provoca la rabia en perros?
La rabia en perros se manifiesta en cuatro fases: incubación, prodrómica, furiosa y paralítica. Cada fase tiene una duración variable y puede presentar diferentes síntomas según el individuo y el tipo de virus. No todos los perros muestran todas las fases ni todos los síntomas.
- Fase de incubación: es el período que transcurre desde la mordedura hasta la aparición de los primeros síntomas. Puede durar desde unos días hasta varios meses. El perro no muestra signos clínicos evidentes, pero ya puede contagiar el virus.
- Fase prodrómica: es la primera fase clínica de la enfermedad. Dura entre 2 y 5 días. El perro empieza a mostrar cambios de conducta y signos neurológicos leves. Puede estar más nervioso, asustado, ansioso, cansado o retraído. También puede lamer o morder el lugar donde fue mordido, tener fiebre, vómitos o diarrea. Puede perder el apetito o el interés por jugar. Puede mostrar más afecto o más agresividad hacia sus dueños u otros animales. Puede tener sensibilidad a la luz, al sonido o al tacto.
- Fase furiosa: es la fase más característica de la rabia, en la que el perro muestra una conducta agresiva y violenta. Dura entre 2 y 4 días. El perro ataca a objetos o seres vivos sin motivo aparente, ladra o aúlla de forma excesiva, babea mucho y tiene dificultad para tragar. También puede presentar signos de hiperactividad, inquietud, ansiedad o alucinaciones.
- Fase paralítica: es la última fase de la enfermedad, en la que el perro pierde el control de sus músculos y entra en un estado de parálisis. Dura entre 2 y 4 días. El perro deja de ser agresivo y se vuelve apático y débil. Tiene problemas para respirar y tragar, lo que puede provocarle asfixia. Finalmente, el perro entra en coma y muere.
¿Cómo se diagnostica la rabia en perros?
El diagnóstico de la rabia en perros se basa en el historial clínico, los síntomas y las pruebas de laboratorio. Sin embargo, no existe una prueba definitiva para confirmar la rabia en un animal vivo. La única forma segura de diagnosticar la rabia es mediante el análisis del cerebro del animal después de su muerte.
Para detectar el virus de la rabia en el cerebro del animal se utiliza una técnica llamada inmunofluorescencia directa (IFD), que consiste en aplicar un anticuerpo específico que se une al virus y emite una señal fluorescente bajo el microscopio.
Otras pruebas que se pueden realizar en animales vivos son el análisis de la saliva, el suero o el líquido cefalorraquídeo, pero tienen una menor sensibilidad y especificidad que la IFD.
¿Cómo se trata la rabia en perros?
El tratamiento de la rabia en perros es prácticamente inexistente, ya que una vez que aparecen los síntomas clínicos, la enfermedad es irreversible y fatal. Lo único que se puede hacer es aplicar medidas paliativas para aliviar el sufrimiento del animal y evitar que contagie a otros seres vivos.
Estas medidas consisten en aislar al perro infectado en una jaula o un lugar seguro, donde no pueda morder ni arañar a nadie. También se le puede administrar sedantes o analgésicos para reducir su agresividad y su dolor. En algunos casos, se puede optar por la eutanasia como una forma de terminar con el sufrimiento del animal.
¿Cómo se previene la rabia en perros?
La prevención de la rabia en perros es una responsabilidad tanto individual como colectiva, ya que se trata de una enfermedad zoonótica que puede afectar a las personas y a otros animales. Algunas medidas preventivas son:
- Vacunar a los perros contra la rabia siguiendo el calendario establecido por las autoridades sanitarias. La vacuna contra la rabia es obligatoria en algunos países y regiones, y se recomienda en todos los casos. La vacuna protege al perro de la infección y evita que pueda transmitir el virus a otros seres vivos.
- Identificar y registrar a los perros con microchip o tatuaje. Esto facilita el control sanitario de los animales y permite localizar a los propietarios en caso de mordedura o sospecha de rabia.
- Controlar la población canina mediante la esterilización y la adopción responsable. Esto reduce el riesgo de que haya perros callejeros o abandonados que puedan estar infectados o entrar en contacto con animales silvestres portadores de la rabia.
- Evitar el abandono y el maltrato animal. Esto mejora el bienestar de los animales y previene conductas agresivas o temerosas que puedan favorecer las mordeduras.
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Educar a los perros para que sean sociables y obedientes es fundamental para garantizar su bienestar y convivencia en sociedad. Para lograrlo, es importante comenzar la educación desde temprana edad, ya que los cachorros tienen una mayor capacidad de aprendizaje y adaptación.
La socialización es un aspecto clave en la educación de los perros, ya que les permite interactuar con otros animales y personas de manera adecuada. Para ello, es recomendable exponerlos a diferentes situaciones, lugares y personas de forma gradual y positiva, reforzando su buen comportamiento con caricias y premios.
La obediencia es otro aspecto importante en la educación de los perros, ya que les permite entender y seguir las órdenes de sus dueños, lo que resulta en una convivencia más armoniosa. Para ello, se pueden utilizar técnicas de adiestramiento basadas en refuerzos positivos, evitando el castigo y el maltrato.
En resumen, educar a los perros para que sean sociables y obedientes es un proceso que requiere tiempo, paciencia y dedicación, pero que sin duda vale la pena por el bienestar de nuestra mascota y su integración en la sociedad.
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